Nos olvidamos del poder de las palabras. Desde una mirada macro, Harari lo recuerda en sus libros, cuando nos cuenta que gracias a las ficciones lingüísticas que creamos, los humanos cooperamos con desconocidos. Compartimos creencias como el dinero, el estado, las sociedades anónimas.
El aspecto generativo del lenguaje -como nos recuerdan los lingüistas- nos dice que el lenguaje genera realidad. No son varitas mágicas que declarativamente hacen aparecer cosas o suceder acontecimientos. Es más sutil: las interpretaciones y las creencias que tenemos son nuestro mundo.
El filósofo Laclau nos habla del significante vacío. Palabras que pueden significar diferentes cosas a lo largo de la historia. Ya desde Saussure, la forma de una palabra (el conjunto de sus letras) se estudia como algo diferente a su sentido, su contenido, su significado. Como una caja y su joya, como un hardware y su software, como un libro y su texto. Entonces, la palabra “justicia” -por poner un ejemplo- tiene sentidos históricos y espaciales diferentes según el contexto. ¿Quién decide su contenido?
No hay un Adán que señale las cosas y las nombre. Hay sistemas de consensos lingüísticos, flexibles y dinámicos. Lo social se dirime en espacios lingüísticos y de poder. Complejos. Lo técnico y procedimental nos ordena en consensos pragmáticos de funcionamiento (las reglas de juego).
¿Y lo individual? ¿Podemos hablar de significantes vacíos como apertura hacia un otro? Quiero decir. Que “justicia” signifique algo para mí y justicia signifique -por otro lado- para vos y sea diferente para él y para ella, y para nosotros, y para ellos, y para ellas, y para ustedes. Y que no lo demos por sentado. Aun dentro de la misma arena político-social-familiar, fuimos aprendiendo diferentes definiciones de “justicia”, a niveles intelectuales, corporales y emocionales.
Todo esto implica aceptar que co-existen diferentes definiciones que co-creamos y que a la vez nos definen como las diferentes personas que somos.
Preguntarnos qué es algo para nosotros. Preguntarle al otro qué es algo para ellos. Sin dudas, esa conversación será una nueva realidad. Una conexión diferente.
